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Strikeforce corona a una nueva campeona

Miesha
Tate y Ronda Rousey, demostraron que son algo más que dos rostros bonitos y
estuvieron a la altura de las circunstancias en la atracción principal de la
velada de Strikeforce: Tate vs Rousey.

Tate puso en juego el título
de las 135lbs frente a una
contendiente de escasa experiencia pero con un récord interesante de cuatro
peleas ganadas (todas ellas por la vía de la sumisión) en el primer asalto.
Rousey es una especialista en la disciplina del judo y el arte de provocar a su oponente
cada vez que le arriman un micrófono. La campeona llegaba a este encuentro
con la ventaja de haber competido con las mejores exponentes de su categoría: Sara
Kaufman, Hitomi Akano y Marloes Coenen.

Ronda Rousey hizo exactamente todo lo que prometió y consiguió lo
que buscaba: legitimidad frente al
público. Con su marca patentada (llave
de brazo
) terminó el combate a los 4:27 segundos del primer asalto.

Tate salió a quemar los barcos desde el minuto inicial del combate
con una furia de golpes de puño. Cuando intentó acortar la distancia para
conseguir el derribo, Rousey terminó en la lona en una posición favorable para
la llave de brazo. Tate defendió heroicamente, girando hacia su oponente para
liberar la presión ejercida sobre su codo y hombro.

Con la confianza de haber escapado de una situación delicada,
Miesha derribó a la retadora y tomó su espalda pese a que Rousey logró escapar
y revertir la situación segundos más tarde.

El segundo intento de llave de brazo fue demasiado para Tate,
quien se retorció del dolor por no resignarse a lo inevitable. Su codo se
extendió en un ángulo peligroso, lesionando la articulación. Es muy probable
que la campeona haya subestimado las habilidades de la retadora en la lona, y
eso cuesta caro en el más alto nivel.

Rousey se ganó el respeto del público y de su más ferviente
enemiga:

¨Me atrapó el brazo y le tengo que dar respeto. La respeto como
atleta¨  recalcó Tate en la entrevista
post-combate.

En la primera fila del ringside, la ex campeona Sarah Kaufman
observaba el pleito con detenimiento, analizando a quien será seguramente su
próximo rival. Para Rousey, todos los caminos conducen a Kaufman.