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"Se enamorarán a primera vista'

Rodolfo Landeros reportero y comentarista deportivo comparte su reflexión sobre los 20 años del UFC.

“Sé amorfo, moldeable, como el agua. Si pones agua en una taza se convierte en la taza. Si pones agua en una botella se convierte en la botella. Si la pones en una tetera se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua, amigo mío”. -Bruce Lee

Salvaje, bestial, sangriento,  inhumano, cruel, cavernícola... Una pelea de gallos donde las personas son los protagonistas… Tantas veces he escuchado alguno de estos calificativos refiriéndose a las artes marciales mixtas, y sin siquiera darse el tiempo para investigar de qué realmente se trata.

“¿Por qué pelean?”, preguntan… “¿Será por dinero o por fama?” Para aterrizar esta idea, debemos remontarnos a la verdadera esencia de las artes marciales: Honor, disciplina, lealtad, coraje, reconocimiento. Algunas de ellas, virtudes del código Bushido por el cual se guiaban los samurái (s. X-XIX).

Tristemente, muchas moralidades han perecido, pero estos gladiadores se encargan de mantenerlas vivas a través de sus enseñanzas. Basta con ir a un entrenamiento para despejar cualquier tipo de dudas (¿acaso de pequeño no tomaron clases de karate?).

Recuerdo el primer evento en 1993 donde ocho peleadores subían a un Octágono para demostrar que estilo era el más efectivo (karate, savate, boxeo, lucha, sumo, entre otros), sin la existencia de divisiones de peso. Entre aquellos mastodontes como Ken Shamrock, Gerard Gordeau, Art Jimmerson, apareció un carioca que, a primera impresión, se le venía a la mente la historia de ‘David & Goliath’-- “No tiene ningún tipo de oportunidad”, y soltaban una carcajada. Vaya incrédulos.

Aquel hombrecillo, vestido en un gi blanco, de complexión más delgada y con la vista descendente, era Royce de la honorable dinastía Gracie, practicante del jiu-jitsu brasileño. 5 minutos en total le bastaron para derrotar a los antes señalados y levantarse con el primer título de UFC.

Royce dominó por varios años con su estilo único, lo cual obligó a que el resto de los peleadores tuvieran que evolucionar y aprender a defenderse del “BJJ”, transformándose en agua pues, como decía Bruce Lee; creando así las artes marciales mixtas. Lo que hoy gozamos las noches del sábado: su legado.

A diferencia del boxeo, la polémica y la corrupción que siempre han estado ligadas al pugilismo, se encuentra muy alejada de lo que conocemos como UFC. Es puro, es virtuoso. Sin importar la rivalidad, después de cinco asaltos de una pelea de campeonato, al final, ambos peleadores se darán un abrazo emanando el espíritu del compañerismo.

Se le considera el deporte con mayor crecimiento exponencial en el mundo, y es que ha alcanzado todos los continentes del planeta, en tan solo 20 años. Dana White y los hermanos Fertitta han hecho un extraordinario trabajo desde que tomaron la promotora. Las peleas son trasmitidas en 150 países y 22 idiomas diferentes. 20 años se dice fácil.

Se habla de celebrar un evento en México para 2014, donde seguramente los aficionados estarán a la expectativa de una velada estelarizada por el gran campeón Caín Velásquez y la promesa azteca Erik ‘Goyito’ Pérez; pero también aquellos escépticos querrán juzgar de qué se trata el maravilloso y espectacular mundo de las AMM con sus propios ojos y hablar con fundamentos.

Estoy seguro que quedarán atrapados y se enamorarán a primera vista.

Espero sus comentarios y los invito a seguirme en Twitter en @RodolfoLanderos.