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Promesa de nocauts en preliminares de UFC 155

El próximo
29 de diciembre, en el UFC 155, se cierra el año con la
discusión del cinturón pesado entre el campeón brasileño, Junior dos Santos, y el mexicano Caín Velásquez, una revancha de un combate que tuvo lugar en
noviembre del 2011 y que ganó sudamericano por nocaut, lo que le valió llevarse
el campeonato del UFC.

Y si
ese combate promete fuegos artificiales, otros en esta cartelera también traen
potencia, poder y dinamita en los puños.

Empecemos
por la pelea en peso gallo entre Brad
Pickett
(23-6) ante Eddie Wineland
(19-8-1). Al primero le dicen “One Punch” y ha ganado dos de sus últimas tres
peleas. Además, antes de eso, había vencido a Demetrious Johnson (actual campeón mosca) y al salvadoreño Iván Menjívar. Y si esto no es
suficiente, su rival ha ganado tres de sus pasados enfrentamientos (todos por
nocaut) y sus fracasos fueron contra Urijah
Faber
y Joseph Benavidez, dos de
los grandes en pesos pequeños en el UFC.

Vaya
pelea que tenemos aquí, con dos gladiadores que buscan ascender en el ranking
de la división que espera combate titular entre Renan Barao y Michael McDonald,
por el campeonato interino, tras la ausencia, por lesión, del campeón Dominick Cruz.

El
próximo combate es el de Chris Leben
(22-8) contra Derek Brunson (9-2) en
la división mediana. Lo primero que hay que saber es que en cualquier pelea en
la que esté Leben hay garantía de fuegos artificiales con los puños. De sus 22
triunfos, 12 han sido por nocaut, incluyendo entre sus víctimas a Aaron Simpson y el legendario Wanderlei Silva, a quien liquidó en el
mismo primer asalto. Su oponente esta vez es un debutante en el UFC, pero no por eso es menos
peligroso. Brunson viene de Strikeforce
y ha ganado tres de sus últimos cuatro combates, por lo que no hay tomarlo a la
ligera.

Creo
que es importante señalar que Leben regresa tras una suspensión de un año tras
perder, con Mark Muñoz en noviembre
del año pasado, al dar positivo en el control de sustancias prohibidas.

No
puede faltar en este grupo de buenas preliminares la pelea en peso gallo entre
el mexicano Erik “Goyito” Pérez
(12-4) y Byron Bloodworth (6-2). El
regiomontano viene de lograr el nocaut más rápido en la historia de su
división, cuando fulminó a Ken Stone
en el UFC 150. Apenas necesitó 17 segundos para lograr la hazaña y
desde que llegó al UFC en junio de
este año quedó claro que su especialidad del sanshou es su base para definir sus peleas. Bloodworth ha ganado
tres de sus últimas tres peleas y buscará a toda costa acabar con el buen
momento del mexicano.

Lista
la mesa para este enfrentamiento entre el que busca el combate arriba (Pérez) y
el que lo querrá llevar a la lona (Bloodworth). Ya veremos quién impone su
voluntad el 29 de diciembre en Las Vegas.

Una
guerra de veteranos es la pelea entre Melvin
Guillard
(47-12-3) y Jamie Varner
(20-7-1) en peso ligero. Con ellos, o terminan o son terminados antes de tiempo.
También hay que tomar en cuenta que el punto débil de Guillard es su defensa
ante las sumisiones, pues tres de sus últimas cuatro derrotas han sido por esa
vía. Varner por su parte, viene de un fracaso y esta es la oportunidad perfecta
(evento de fin de año, Las Vegas, pelea de campeonato pesado) para retomar la
senda del triunfo en esta gran vitrina. Esperen fuegos artificiales en el
octágono con ellos dos.

Cerramos
la nota con el enfrentamiento en peso ligero entre Michael Johnson (13-6) vs Myles
Jury
(10-0), un invicto que pelea por segunda ocasión en el UFC. Johnson noqueó de manera
fulminante a Danny Castillo en su
último combate, incluso después de haber estado a punto de perder en el primer
asalto. Ahí quedó claro que sus puños hablan en el octágono. De sus 13
victorias, seis han sido por nocaut, y ahora tiene ante sí a un especialista en
jiu-jitsu que ya fue parte de la popular serie televisiva The Ultimate Fighter y que buscará, como buen luchador y especialista en jiu-jitsu,
llevar el combate a la lona.

Ahí
tenemos cinco peleas que prometen mucho por varias
razones. Por la calidad de los peleadores, su historial, el deseo y la
necesidad de ganar y, sobre todo, porque no hay mejor escenario que la última
cartelera del año, en la que la pelea principal es por la corona pesada.

Así
de simple.

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