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La última oportunidad para Tito Ortiz

Tito
Ortiz es uno de los pioneros del Ultimate Fighting Championship y
seguramente un futuro miembro del Salón de la Fama.

Una de las pocas leyendas
que aún compiten en un deporte súper profesional como el de las artes marciales
mixtas. Su figura genera todo menos indiferencia. Hay quienes lo odian y
quienes lo aman. Siempre picante en sus declaraciones, Ortiz ha sido el primer
gran animador del UFC y un gran vendedor del ¨Pago para Ver¨. Sus coloridas
entradas al octágono, con la bandera mexicana y americana a cuestas serán por
siempre recordadas.

El
¨chico malo de Huntington Beach¨ debutó en el octágono más famoso del mundo en
el UFC 13 cuando aún estaba vigente el formato de campeonatos. En la noche del
30 de mayo de 1997, Ortiz derrotó a Wes Albritton
luego de tan solo 30 segundos de combate. Participando como suplente en el torneo
de los pesos ligero, fue seleccionado para pelear, en la misma noche, con Guy
Mezger luego que Enson Inoue quedara
fuera por lesión. Ortiz perdería esa final a manos de un experimentado luchador
en Mezger, aunque  vengaría esa
derrota tres años más tarde en el UFC 18. 

Ortiz
entró al UFC como amateur sin contratos o dinero en juego. Años más tarde se
convertiría en el campeón más respetado de la organización, defendiendo su título de los semipesados
consecutivamente en cinco oportunidades. 

Si
Mark Coleman es el padre del ¨golpe
a ras de lona”, Ortiz ha sido el luchador que mejor ha sabido utilizar
esta técnica para lastimar a sus oponentes. Si no pregúntenle a Ken Shamrock que aún tiene las cicatrices
ocasionadas por los codazos afilados de Tito. 

Con
cuatro derrotas en sus últimas cinco presentaciones, Ortiz se encuentra contra
las rejas. El sábado próximo, tendrá su última
oportunidad dentro del octágono. Dana White,
presidente del UFC ha asegurado varias veces que ésta será la última chance
para el de California. El rival de turno será Ryan Bader, ganador de la octava temporada del reality show “The
Ultimate Fighter”. Ambos luchadores poseen similares características. Bader es
un excelente luchador con manos pesadas aunque carece de una técnica depurada
en el boxeo. Ortiz sabe que ésta no es precisamente una pelea para entrar
nuevamente en ritmo:

“¿Si
me hubiese gustado que Dana que diese un rival más fácil? ¡Seguro! Pero, bueno,
me pagan como una atracción de primera línea, por lo que enfrento a muchachos
que atraen grandes públicos.”

A
los 36 años de edad, Ortiz sabe que el tiempo del retiro se acerca pero aún tiene algunas cuentas pendientes que
saldar:

“Soy
honesto conmigo mismo, y cuando llegue el momento, me iré. A los 36 años de
edad, el día del retiro está cerca. Se está acercando y ya me hice la idea.
Pero todavía no es el momento. Sé que podría tener todo tipo de victorias si
estuviese luchando con diferentes tipos de oponentes, pero estoy luchando
contra los mejores de la división.”