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“Quiero entrar de nuevo al octágono. No me molesta perder con
alguien cuando es mejor que yo. Pero realmente me sentí muy mal de la manera
que lo hizo Michael Bisping en
nuestro combate” – Jorge Rivera.
39
años pasaron desde su nacimiento en Puerto
Rico. Muchas batallas tiene encima en su vida y también en su carrera. Algunas
las perdió, otras las ganó, pero la más dura fue contra él mismo. Cuando perdió
a su hija y decidió tatuarla en su
corazón, su cabeza cambió notoriamente. No todo es ganar en el octágono, dejar
hasta la última gota de sudor porque ella lo está mirando, cuenta casi como un
triunfo. Con ustedes, Jorge Rivera.
Su
próxima presentación será el 6 de agosto
frente al italiano Alessio Sakara.
Un rival a quien ya debía haberse enfrentado en el UFC 122, pero el combate fue cancelado horas antes del inicio
porque el europeo tenía algunas líneas de fiebre.
“Sakara
y yo tenemos la obligación de hacer una gran
pelea. Tenemos fortalezas similares, las debilidades son las mismas. No
tengo dudas de que intentaremos mantener la pelea de pie y que alguien saldrá noqueado”, comenta
Rivera.
La
última imagen que se viene a la mente del peleador latino es una controversial
derrota ante Michael Bisping en el
UFC 127 en Australia. Para quienes
no lo recuerdan, el inglés conectó un rodillazo
claramente ilegal sobre Jorge que,
con todo su coraje, decidió seguir aunque se notó que no estaba en condiciones
de hacerlo y terminó perdiendo unos minutos después.
“Estaba
dolorido. Pero la verdad es que
sabía que toda la gente que no estaba mirando tenía ganas de que terminara
nuestra pelea. Entiendo que hicimos una gran promoción entre ambos y no debía
retirarme. No quería hacerlo. Me gustaría haber recibido algunos minutos más
pero no fue posible, decidí seguir e
intentar noquearlo como sea”, recuerda.
Al
final del combate, Bisping fue hasta el lugar donde se encontraban los esquineros de Rivera, los agravió y los
escupió, en una actitud claramente antideportiva. Esa noche el inglés
mostró muy poca cordialidad.
“Eso
terminó de demostrarme que el rodillazo fue con intención y no sin
premeditación como quiso hacer creer. Sí, tal vez estuve mal con las cosas que
dije, pero debe entender que es una forma de promocionar una pelea, tal cual hace él cuando se pelea en las conferencias de prensa con otros peleadores”, relata el puertorriqueño.
Para
terminar explica qué sintió tras esa derrota que pudo haber significado su retiro de las artes marciales mixtas.
“Estoy
a punto de cumplir 40 años y fue muy duro para mí perder el combate. No quiero
recibir más golpes innecesarios en
mi cabeza que pueden ser peligrosos.
Quería ganar, tomar un par de combates más y retirarme. La idea en estos
momentos sigue siendo la misma, pensar en la próxima pelea y luego decidir qué
hacer”, concluye.
El
tiempo del retiro parece que poco a poco les llega a todos. Uno de esos es Jorge Rivera que ha dejado grandes
batallas durante su estadía en el octágono, pero también dejó un verdadero
legado en UFC: Es el primer conquistador
puertorriqueño que pisó el octágono y ese honor no se lo saca nadie.