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Anderson Silva y una sana costumbre

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Las luces se apagaron en el HSBC Arena de Río de Janeiro
y la muchedumbre enloqueció cuando el tema de DMX ¨Ain´t No Sunshine¨ comenzó a
sonar. Los flashes de las cámaras fotográficas iluminaron el estadio. Todos
querían una instantánea de aquel momento mágico en el que el mejor luchador
peso por peso de la actualidad hacia su caminata triunfal hacia el octágono. Un
halo de invencibilidad parece rodear a este genio de las artes marciales mixtas
que una vez más dio cátedra frente a un rival que, en los papeles, podía haber
complicado al brasileño.

 

El primer round fue uno de estudio para ambos
luchadores. Como es ya costumbre, Silva midió la distancia con su jab y
analizó las reacciones de su oponente para establecer una estrategia de ataque.
Okami acortó la distancia y cercó al campeón contra la reja. Con su clinch
de muay thai trató de hacer uso del boxeo
sucio característico del ¨Equipo Quest¨. El
brasileño logró defenderse de esa situación y conectó una serie de rodillazos
en las costillas de su rival. El cántico de ¨Brasil, Brasil¨ bajaba por las
tribunas y se hacía eco en el estadio. Tras vanos intentos por imponer su
superioridad física sobre el campeón, el nipón dejó ir el clinch. En lo últimos
veinte segundos del primer asalto el campeón pareció relajarse y dejar fluir toda esa energía contenida. Emulando
a Bruce Lee, ensayó unos movimientos poco ortodoxos tratando de desconcertar al
japonés. Con las manos en su cintura, parecía no respetar el poder de fuego de
su oponente. Una patada a la cabeza sorprendió a Okami que tambaleó en los
instantes finales del round. El oriental fue salvado por la campana.

La chicharra dio inicio al segundo round del combate
y el campeón parecía haber entrado en ritmo luego de un primer asalto de poca
acción. Los envío de Okami parecían telegrafiados y el brasileño los esquivaba con relativa
facilidad. Silva ya había leído a su rival y reaccionaba un segundo más rápido
que el japonés. Un jab preciso al rostro tumbó a Okami y los fans se levantaron
de sus sillas intuyendo que el final estaba cerca. En vez de ir por el remate,
Silva dejó incorporar a su rival. Okami era sólo un juego para el brasileño a
esta altura del combate. La superioridad marcada del oriundo de Curitiba hizo
recordar a aquella pelea con Forrest Griffin allá por agosto del 2009. La
estrategia de ¨La Araña¨ fue similar a la de aquella noche, invitando a su
rival a atacar con sus manos sobre la cintura y contraatacando de forma precisa.
El retador fue muy tibio y equivocó el camino. En vez de intentar el derribo,
se mantuvo de pie intercambiando golpes con el mejor striker de las artes
marciales mixtas. Un gancho de izquierda envió a Okami al suelo por segunda vez
y en esta ocasión no le dio chances de recuperación. Con golpes de puño, rodillazos
y codazos
al cuerpo quebró al japonés en el suelo, obligando a Herb Dean a detener la
paliza. Silva retuvo su título por novena vez y extendió su racha ganadora a 15
victorias. Una sana costumbre que parece no tener fin.